Escribir siempre ha sido una de mis pocas pasiones. Ensayo con la vida mientras escribo un libro, un compendio de folios desordenados y sucios guardados de cualquier manera en algún que otro cajón y que algún día pienso publicar. A menudo la duda se apodera de mi mente y me pregunto por qué escribo, para quién, si tiene sentido plasmar tanto sentimiento en papeles que de repente arrugo y tiro a la papelera... Hay momentos en que tengo la certeza de perder el tiempo escribiendo y filosofando de cosas que no entiendo ni entenderé jamás. Qué más da. Haimak

martes, 10 de abril de 2012

En un día tan especial

Hace más de dieciocho años que yo divagaba entre la vida y la muerte, entre estar sola, sola  y la tortura de una soledad en compañía, entre querer querer y querer y no poder, entre sentir y sentir que todo era duda y entender que la duda no era otra cosa que un sinónimo de la nada, y que la nada era, ni más ni menos que todo mi todo,

Un todo vacio, más vacio que sin nada.

Hace dieciocho años yo ni siquiera los tenía, por no tener me faltaba hasta el aliento, me ahogaba en medio de una atmósfera en la que me era imposible respirar a pesar de los esfuerzos.

Hace ese puñado de años, era una niña preciosa, inteligente e inocente, perdida y con las alas cortadas, que ni podía ni sabía volar.

A medida que retrocedo en el tiempo la degradación de mi paleta de grises se oscurece y todo se vuelve negro en mi gráfico del tiempo cuando vuelvo a mi vida sin ti.

Hace dieciocho años que el vacio se apoderó de mi alma en medio de un silencio ensordecedor, notaba que algo me invadía y me llenaba de tristeza, veía como las lágrimas me ignoraban y salían por su propia cuenta, sentía una fuerza que me empujaba de forma involuntaria y compulsiva al borde de un precipicio, del que aterrada luchaba por escapar.

Desconsolada, desconcertada, incomprendida, desterrada, exiliada, abandonada y maltratada.
Atónita y con toneladas de amor que dar y sin nadie a quién dárselo…

De esta forma estaba yo la primera vez que pensé en ti, la primera vez que te pasaste por mi mente…
y desde ese instante, ya te quise.

Fui a por ti, sí. Fui a salvarme, a quererte, a demostrarte…

Fui a traerte a este mundo para darte todo el amor que llevaba dentro y que a mi me estaba matando como la más descomunal de las sobredosis.

Y me sentí más sola, y más débil y si cabe, más desconcertada. Y sentí como las lágrimas ya no salían porque ya no quedaban y sentí como se desvanecía la esperanza de que me quisieran aquellos que supuestamente siempre me querrían… y sufrí el sentir que sufría porque aquello era un error…irrevocable.

Me sentí desgraciada, fea, gorda…algo que ni pincha ni corta, lo peor. Sentí que nací adulta y que me asfixiaba aquello que desconocía.

Tan solo había una cosa que brillaba en mi cabecita por encima de todo el fango que la inundaba, tu seguridad, tu bienestar, que vinieras bien y en primera en el viaje a este mundo, al que sin contar contigo, yo te había llamado

No viniste precisamente en primera, pero llegaste bien, y por fin llegaste.

Llegaste.

Me emociona ser la primera vez que escribo, que reconozco en unas letras el hecho de que hace diecisiete años conocí la Felicidad. La sentí por todos los poros de mi piel… esa mezcla de paz y descanso, de relajación e ilusión, de por primera vez visualizar…un proyecto de futuro que de repente y de la forma más surrealista se fraguaba para ti mientras nunca existió para mí.

Hace diecisiete años tu empezaste el proyecto de la verdadera mujer que soy y que hoy otro hombre maravilloso se encabezona en terminar…  sabes que no soy fácil.

No puedo describir, no existen las palabras que de forma precisa expliquen la experiencia de traerte al mundo y mirarte…y que me miraras, que en ese justo momento gritaras en silencio que cuidara de ti.

Nunca he dudado que estaría a tu lado siempre y en eso, acerté.

Nunca he dudado ni dudaré en que tú lo estés.

Nadie nos enseña a ser padres y todos cometemos errores, pero estar a tu lado y que nunca sintieras mi ausencia es algo que me llena de gozo y que me enerva como mujer.

Llenaste mi vida…

De llantos acompañados y de noches sin dormir, de más incertidumbre y falta de compasión, marcaste todavía más la diferencia con mi círculo de amigas y acentuaste la falta de mi madre como nadie entenderá jamás.

Duda, culpa, rechazo…toneladas, camiones de inseguridad.

A golpe de lágrimas hemos crecido y reírnos fuera de tiempo, nuestro sustento, nos hemos vuelto a poner en pie, de la mano, siempre juntos, tú y yo. Yo y tú.

Ha sido duro ver que de mi mano, cuando me caía te arrastraba… ha sido imprescindible para estar viva la certeza que al levantarme te llevaba conmigo a esa vida que yo nunca tuve.

Contigo me he hecho experta en el sentimiento de frustración y de culpa, pero contigo he conocido a la mujer más luchadora y valiente, a la más fuerte, a la mujer que todas querrían ser, a la más mujer de todas las mujeres.

Gracias por ese privilegio, por ese honor.

Por esa satisfacción.

Es complejo cuando ahora te miro y vuelvo a sentir que me pierdo porque me pregunto quién eres…quién eres tú, ese chaval joven, jovial y dinámico, con un llamativo gesto de nobleza y bondad en su cara y que viene a darme un beso si se lo pido a golpe de teléfono en medio de cualquier bar.…

Es complejo cuando una chica te observa picarona y le gustas, cuando tú vas y la miras como solo un hombre mira a una mujer. Es difícil que mi niño se vaya, por lo menos tan pronto y sin avisar.

Es bonito, perfecto, un premio a lo vivido reírnos juntos de todo, de aquello que tiene su gracia y de lo que aún limando asperezas sólo podríamos reírnos tú y yo.

Es un sueño verte en un laíto del sofá sonriéndole a tu móvil y saber que lo estoy haciendo bien…y que tú eres la causa y la consecuencia.

Es un reto el que sigas por el camino correcto en esta nueva etapa de tu vida, de nuestras vidas, que no te despistes y que sigas por donde vas.

Es inexplicable la experiencia de vivir la aventura de la vida de mano con tu hijo.

Gracias Ángel por ser la primera persona en el mundo que me ha llegado a hacerme sentir realizada en la vida, gracias por tu paciencia y por tanta generosidad.

Gracias y por favor perdóname por los momentos, que no son pocos, en los que me has llevado parte de la carga, de responsabilidades que no hubieran sido tuyas jamás…

Gracias por darle un sentido a mi vida, una vida que sin ti no existiría y que junto a la tuya empezó, y ahora se torna de colores.

Gracias por nunca pedir y siempre dar…por ser un hijo tan comprensivo y por querer a los que tampoco están a tu altura y no saben demostrarte lo maravilloso que eres y la suerte que tienen de tenerte cerca, por respetar esa ignorancia que tanto nos duele a los hijos la mayoría de las veces.

Gracias por tus recuperaciones en mis suspensos como madre, y gracias por las clases de apoyo que a veces me das.

Realmente debo de haber hecho algo muy bueno en la vida para tener un hijo como tú.

Te quiero,

Mamá.



 (Te deseo el mejor de los cumpleaños y toda la vida repleta de Felicidad,  
      
                                                                     Felices 17)