He tenido que cumplir la treintena para que se me hayan abierto los ojos de par en par y no ser la boba que acostumbro a ser siempre.
Descubrir que las sonrisas se compran caras y que las lágrimas no tienen valor por ser de cocodrilo.
Que el amor acaba por esconderse para no ser destrozado por las palabras, porque el corazón es vengativo y chivatea recuerdos a una razón que nunca supo guardar un secreto.
Que las miradas que un día lo dijeron todo acaban siempre por decir nada y la amistad se esfuma en una puñalada por la espalda.
Que las canciones dejan de transmitir, las pruebas de justificar y las mantas de mi cama ya no protegen del frío ni de las mentiras...que debajo se esconde todo el dolor esperando que me duerma para salir.
Que el alcohol no ahoga las penas ni fumar calma el sufrimiento, que las drogas no llevan a ese mundo de felicidad.
Que el espejo nos agrieta y maneja nuestro pensamiento moldeándolo a su manera y que las modas son el fin de todos los actos donde la personalidad escasea.
Que el sentimiento de superioridad está en todas las tiendas baratas, que el dinero lo compra todo y que la mona se convierte en reina vistiendo de seda.
Que la imaginación no imagina y que las buenas ideas se basan en ver quién tiene más,
que la muerte se lleva a los que más falta nos hacen y que se llega a la cima pisando al que está por debajo.
Que después de mucho tiempo trepando por la red del engaño te aclaras mucho, mucho más...
Descubres la vida.
Haimak