Hoy divago extraña, como esos días que no se definen entre nubes y rayos de sol.
Esta necesidad de escribir para sentirme viva es a veces tan agotadora como el insomnio que me ataca cada noche y al que solo vence el cansancio y la insatisfacción.
Empieza como una punzada en el pecho, una angustia creciente, la respiración entrecortada...y tengo que sentarme frente a un teclado o un papel, y hacerlo.
Sentir que por fin se libera mi alma y que mis sentimientos afloran a flor de piel.
Suelo escribir en los momentos más inoportunos, más inverosímiles...cuándo te busco, cuando te pienso...cuando invades mis sueños.
De pronto sucede que no tengo nada que escribir, porque los sentimientos se esfuman y el interés me abandona (divago entonces en oscuridad y susurros)
Lo cotidiano devora la poesía, cada vez menos conmigo, y me cuesta agrupar versos de encanto para ti.
No me acostumbro a ver tan engañoso todo, el día helado por laventana o el frío traidor de esta ciudad, que te cala los huesos y la mirada, una mirada tuya por siempre.
Quiero meterme en la cama para escribir y no morir de este frio tan helado que congela mi alma y mi corazón, pero es imposible, porque ahora mejor que escribir es dormir y soñar contigo.
Haimak